sábado, 12 de octubre de 2013

Pruebas de la Vida.




Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio”.

“Reza, ten fe y no te preocupes”.
Padre Pío.

“¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo”.


Muchas veces, pasamos por situaciones difíciles en el transcurso de nuestras vidas, que denominamos “pruebas”, que nos hacen sufrir bastante, como una pérdida, inconvenientes de salud, de relaciones personales, económicas, y pare de contar.., que creemos desfallecer ante tanta aflicción.                                   
Tenemos la opción de elegir, desconsolarnos, autocompadecernos  y pensar que estamos perdidos o buscar las opciones para que la situación mejore, esto no quiere decir, que no vamos a entristecernos ante el evento, es vivir el duelo y seguir, manteniendo la fe de que detrás de toda crisis, tenemos nuevas oportunidades para descubrir nuestra capacidad de resurgir ante los conflictos, reconocer nuestro poder interior, que supusimos que carecíamos.
 Consideramos injusto lo que ocurre. Y nos preguntamos: ¿Por qué a mí?, ¡no lo merezco!, perdemos la fe en Dios, sin detenernos a reflexionar, que todo pasa por algo, que lo ocurrido fue para un bien mayor.
Las pruebas son parte de la vida, ninguna persona esta inmune a ellas, por lo tanto hay que estar preparados para soportarlas, y recordar que por más tormentosa que sea la prueba que atravesemos, siempre existe una salida. Es necesario que tratemos todos los días, de aumentar la confianza en Dios y en su misericordia, pensar positivo, asumir conscientemente nuestra realidad (aceptación), examinar las opciones que tenemos y actuar, eso sí con paciencia, ya que ningún cambio se logra de la noche a la mañana. Es indispensable creer en uno mismo, e impedir que nos invadan los pensamientos limitantes, porque afuera existe un mundo lleno de posibilidades,  que a veces no  descubrimos, por estar cerrados a admitir el cambio.
Lo que hoy nos atormenta y es doloroso, en el mañana nos fortalece, ayuda a madurar y a ser mejores.


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