martes, 29 de enero de 2019

LA VERDADERA DEMOCRACIA.


Para mí, una verdadera democracia,  es además de vivir en libertad, de poder pensar diferente, y expresarlo sin temor, con el debido respeto hacia los demás.
 También la democracia comienza en el interior de cada persona que desea gozar de derechos,  pero tiene la obligación de cumplir con los deberes ciudadanos, es aquel que no participa de actos de corrupción, pero tampoco los justifica, como en una antigua frase: “ él robó, pero hizo ".
Es comportarnos con moral y buenas costumbres, tratando al otro con amabilidad, consideración, tolerancia, es ir en un transporte público y ceder el puesto a alguien que lo necesite más que tú, llámese adulto mayor, mujer embarazada o minusválido, es ir por una acera y dar espacio para que los demás pasen, tratar con educación y cordialidad.
 Es pagar tus impuestos, servicios públicos, sin buscar a algún gestor para evadirlos, (de allí también depende la eficiencia que tanto exigimos),  es respetar tu turno cuando haces cola en cualquier sitio y no aprovecharse del amiguismo para evitarla o pagar comisión al cajero, para que te pase primero. 
Vivir en democracia es respetar cada trabajo y oficio, sin creer que tu eres superior, porque en la construcción de un país todos somos importantes.
Es ser  responsable y puntual con tus compromisos laborales, ser dedicado y prepararse para hacerlo cada vez mejor.
Es cumplir y hacer cumplir las leyes,  cuidar los espacios públicos, ser honestos leales, solidarios, comprometidos.
 No tolerar las injusticias y el maltrato hacia nadie, mucho menos por diferencias ideológicas, religiosas o raciales.
Es tener  identidad  y sentido de pertenencia nacional, estar orgullosos de nuestras raíces, es dejar en alto nuestro país donde quiera que vayamos con el buen comportamiento.
 Pero sobre todo para mí, es tener a Dios en el corazón, ya que sólo la fe en Él, nos hace reflexionar, corregir los errores y ser mejores seres humanos.
Cultivando el amor, la misericordia lograremos restaurarnos como nación, conquistando nuestros derechos y honrando nuestros deberes.
Si exiges justicia, sé justo.
Si exiges respeto, respeta primero.

domingo, 20 de enero de 2019

EL RESCATE DE LOS VALORES ÉTICOS Y MORALES.

“La conducta apropiada es la esencia de la felicidad. Para descubrirla, indaga en lo más profundo de tu alma, allí donde reside la bondad" Sócrates. 

“El objetivo de la educación es la virtud y la meta de convertirse en un buen ciudadano". Platón.

El desafío más que debemos plantearnos  actualmente es el rescate de los valores éticos y morales que se han perdido a través de los años, donde el irrespeto, las malas conductas y emociones bajas, como el egoísmo, odio, resentimiento, la  violencia, la indiferencia, la injusticia forman parte del diario vivir, porque estamos en una lucha por sobrevivir en una sociedad atropellante, que nos ha convertido en seres individualistas, porque la crisis económica y política nos ha arropado de tal manera, que la angustia y prioridades personales no nos permite ver más allá de nuestras necesidades, dejando de lado la espiritualidad, el amor, la honestidad, empatia y solidaridad hacia el prójimo, donde unos se han acostumbrado a vivir de dádivas obtenidas sin mayor esfuerzo, y otros de aprovecharse y lucrarse de la necesidad del prójimo, sin el mínimo remordimiento. 

Para romper con ese círculo vicioso, es necesario acercarnos más a Dios, a la fe, ya que  cuando el materialismo se vuelve el centro de nuestras acciones, nos alejamos de Él y su verdadero significado nuestra vida. 

Es prioritario crear conciencia de que el verdadero cambio está primero dentro de nosotros, para ello es importante auto observarnos, reflexionar y corregir errores, además de hacernos responsables y comprometernos en la reconstrucción de nuestra sociedad, tendiendo puentes y haciendo un trabajo mancomunado entre los gobernantes, medios de comunicación, instituciones educativas, familias y el ciudadano de a pie, para el logro del bien común, donde todos tengamos las mismas oportunidades tanto de preparación profesional, como laborales y se valore el mérito de cada uno por sus logros y no por formar parte de la política gubernamental. 

Que podamos exigir al estado, lo que nos merecemos y nos corresponde. Transformarnos para convertirnos en una sociedad donde la paz,  respeto, honestidad, educación, ética, dignidad, entre tantos calificativos, sea nuestra bandera moral. Los valores nos enseñan a apreciar nuestra dignidad, luchar por mantenerla y cumplir con el deber ciudadano, tener criterio propio y libertad de expresión.
Juntos como país podemos superar los obstáculos que tenemos en el camino. En la unión está la fuerza.