lunes, 7 de julio de 2014

JUZGAR A LOS DEMÁS.

“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo?


¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”


(Lucas 6, 41-42)

 

Antes de juzgar mi vida o mi carácter

ponte en mis zapatos y recorre el camino 

que yo he recorrido.

 Vive mis penas, mis dudas, 

mis temores y mis angustias.

 Recorre los años que he recorrido...

y ahí donde tropecé, tropieza...

y así como yo me levanté, levántate ...

entonces ahí podrás JUZGARME!

Cuántas veces hemos juzgado o sido juzgados, lo hacemos porque las cosas suceden de tal manera, porque tal persona es así, o de cómo debería ser de acuerdo a nuestras creencias, sin ponernos a reflexionar, que tal vez en su lugar haríamos lo mismo.  Sentenciamos, queriendo tener la razón en nuestras opiniones sobre los demás.


Debemos detenernos y entender el daño que podemos ocasionar con los comentarios negativos hacia alguien, todos de una u otra forma nos equivocamos y tenemos nuestras razones, equivocadas o no, para tomar decisiones diferentes a los demás.


Las personas que nos rodean no tienen obligación de explicar sus conductas, respetemos la libertad del otro. El que juzga siempre; todo y a todos, debe recordar que con la misma vara que midas, serás medido.


Es importante saber, que solamente conocemos las circunstancias internas y externas de nuestros actos, para actuar de determinada manera. En la vida todos tenemos derecho a errar y corregir, ninguna persona tiene una vida perfecta, ni es dueña de la verdad.


Mantener nuestra atención en el otro, para calificar su modo de ser y de proceder, sin percatarnos que las acciones y/o actitudes propias sean más negativas, que las que criticamos. 


Si censuramos la conducta de otra persona, lo hacemos desde nuestra perspectiva, olvidando que somos muy diferentes a la persona cuya vida estamos juzgando.  Cabría preguntarse ¿Con qué derecho lo hacemos? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar la vida de los demás? Si esta persona es feliz con su vida y no hace daño a nadie ¿Por qué habría yo de juzgarla? ¿Acaso es mi vida perfecta? Si no lo es, entonces dedicarse a arreglar sus propios asuntos y, sólo después tratar de salvar a los demás. 



Es mejor respetar a nuestros semejantes y analizar que si uno desea cambiar aspectos de las vidas de otros, ellos harían lo mismo con las nuestras, los prejuicios hacen que no nos esforcemos en comprender su conducta.

Frecuentemente, opinar sobre vidas ajenas hace que las personas se enfaden y molesten entre sí, aún más si se cae en la murmuración. Llegado a este punto, deberíamos comenzar a pensar si ganamos algo juzgando otras vidas o si en cambio, lo que hacemos es ganarnos antipatías y llevarnos disgustos. 
 

Si decidimos intentar dejar de juzgar a los demás, la próxima vez que se presente la ocasión de ponerlo en práctica, haríamos bien en preguntarnos: "¿Puedo ayudar a esta persona de alguna manera?". Dar una opinión no es lo mismo que juzgar. Opinar consiste en expresar lo que pensamos, sin incurrir en juicios de valor.


Juzgar a los demás no contribuye a nuestra felicidad, porque a nadie le gusta ser juzgado y por tanto, no mejoraremos ninguna relación de este modo ni despertaremos simpatías. Además, es una falta de respeto hacia la individualidad de las personas y su derecho a vivir como crean conveniente. 
 Todo juicio supone ubicarse por encima, porque sólo desde arriba podemos ver el  juicio permanente nos encierra cada vez más en una habitación pequeña, sofocante, triste. Cuando tratamos de convencernos de que nuestra vida marcha mejor que la de los demás, tal vez ellos hacen lo que no nos atrevemos a hacer.

Quién puede decir lo qué es bueno o malo.  Tendríamos que estar en los zapatos del otro, sus creencias y hasta su cultura, tal vez lo que para mí sea malo, para otro sea bueno.


Descubramos la manera de desarrollar los aspectos positivos de nuestra vida, y encontremos los recursos para tener una mejor disposición ante la  vida.  Inhibirse de condenar  y enfocarse en incrementar la asertividad, que es expresar nuestros puntos de vista, sin imponérselos a nadie. 


Recordando siempre que todos tenemos derecho a equivocarnos, aceptar la realidad basados en los hechos concretos, respetando no solo al otro, sino sobre todo a nosotros mismos. 


Debemos buscar las cualidades positivas en los demás. Una buena actitud,  puede motivar una transformación en todas nuestras relaciones personales.

"Las personas más felices son las que se evalúan y mejoran cada día, en cambio las personas infelices evalúan y juzgan a los otros."

lunes, 2 de junio de 2014

Los Fundamentos de Ho’oponopono





El Ho’oponopono pertenece a la cultura Huna (Hawaii), quiere decir "Poner Las Cosas En Orden" o “Corregir El Error”. Es una técnica milenaria rescatada y actualizada, que fue empleada por los Kahunas hawaianos, los sacerdotes o los chamanes hawaianos, y que básicamente se usaba para resolver conflictos en aldeas, ellos sentaban a los miembros de la aldea juntos y usaban la técnica para resolver conflictos familiares, para los antiguos hawaianos, las dolencias y las desgracias provenían de desequilibrios entre las personas y el espíritu, consideraban que todas las cosas de la vida estaban en relación y por ello los conflictos entre dos miembros afectaban al grupo entero.
Para el método kahuna de cura, un patrón emocional negativo es capaz de bloquear el acceso al espíritu y hacer que todo el trabajo con el receptor quede sin efecto. Convocaban a una reunión familiar en la cual las relaciones y la salud de personas y niños se arreglaban a través de debates, confesiones, arrepentimientos, perdón y plegarias.  La sesión esclarecía al kahuna sobre el origen del problema.
A veces, el Ho’oponopono era usado, en una familia con problemas, antes de que naciese una criatura – se pensaba que las desavenencias familiares podrían constituir un obstáculo para un parto sano.
Este nuevo Ho’oponopono, el Ho’oponopono Auto Identidad, fue desarrollado por la Kahuna Morrnah Nalamaku Simeona, que se lo enseño al Dr. Ihaleakala Hew Len. , quien nos lo ha transmitido tras un proceso de investigación y meditación.
Lo que nos enseña esta técnica es que la única manera de poder resolver o sanar situaciones es aceptar la responsabilidad al 100% de todo aquello y aquellos que de algún modo entran en nuestra vida, resulta terriblemente complicado y casi imposible cambiar a los demás y su modo de actuar, pero si podemos cambiar todo aquello que entra dentro de nuestra responsabilidad.

EL PROCESO HO'OPONOPONO Huna tiene 7 principios:
•IKE: El mundo es lo que uno piensa que es.
•KALA: No existen límites, todos somos uno
•MAKIA: La energía fluye hacia donde va la atención.
•MANAWA: El momento del poder es ahora.
•ALOHA: Amar es estar feliz con algo.
•ANA: Todo el poder viene del interior de uno mismo.
•PONO: Lo efectivo es la medida de lo verdadero. Sabiendo que, IKE: nuestro mundo es creado de acuerdo a nuestras creencias, a nuestra mente, conciencia y KALA: no existen límites, todos somos un solo ser.

 El Dr Len, curó a enfermos mentales de un Hospital Siquiátrico, considerando que  la enfermedad de los pacientes del pabellón, también fue creada por él mismo; así que amándose y sanándose a si mismo pudo curar a los demás. Es decir admite su responsabilidad como parte del ser único que somos.

La técnica puede aplicarse así:
Cada vez que sucede algo que nos desagrada, o que alguien tiene una actitud que nos gusta, en vez de tratar de cambiar las cosas “allí afuera” podemos pedir, como en una oración, que “por favor sea sanada la parte de mi mente que creó este problema (o el conflicto o la actitud de la otra persona, etc.)”.
También podemos decir mentalmente: “Lo siento, perdóname, te amo, Gracias”), dirigiéndonos a la Divinidad.
La técnica debe aplicarse con una actitud de serena alegría, no con culpa y remordimientos.
Y por último, pero tal vez lo más importante, debemos haber comenzado a intuir, a través de la experiencia, que en realidad somos nosotros los que creamos o atraemos los problemas. Si seguimos pensando que somos “las víctimas” de los demás o de las circunstancias externas, nada puede cambiar aunque practiquemos esta técnica.

La oración  de Morrnah Nalamaku Simeona, creadora del Ho’oponopono Auto-Identidad:


“Divino Creador, padre, madre, hijo todos en uno...
Si yo, mi familia, mis parientes y antepasados ofendieron,
a tu familia, parientes y antepasados en pensamientos, palabras, hechos y acciones desde el inicio de nuestra creación hasta el presente, nosotros pedimos tu perdón...
Deja que esto se limpie, purifique, libere, corta todas las memorias, bloqueos, energías y vibraciones negativas y transmuta estas energías indeseables en pura luz...
Y así se ha hecho”.

Fuente:
Gilda M. Tangtam
Joe Vitale
Wikipedia


sábado, 19 de abril de 2014

LA INFLUENCIA DE NUESTROS PENSAMIENTOS.




“Somos lo que pensamos,
todo lo que somos surge de nuestros pensamientos,
con nuestros pensamientos hacemos el mundo”
. Buda

"Todos los pensamientos positivos, sentimientos e intenciones no te van a llevar a grandes resultados a menos que agregues tomar la acción correcta en el orden correcto para lograr el resultado específico que deseas. Elije las estrategias y tácticas correctas y lograrás cualquier cosa que desees".  John Assaraf

   Las cosas en la vida hay que pensarlas, sentirlas y sopesar lo bueno y lo malo que está en nuestras vidas, y tener conocimiento de lo que nos hace infelices y no anclarnos en idea de "no puedo", "no soy capaz". <Para ser libres hay que sentirse libres...>

  Nuestras acciones están presididas por nuestra mente, que determina si nos atrevemos a afrontar los pensamientos y sueños,  para plasmar en la realidad, lo que hemos planeado, primero en el pensamiento.  La decisión está en nuestras manos, por medio del trabajo interior, todo está en la meditación. Al meditar desaparecen los límites y se abre una distinta perspectiva.

   Para transformar nuestros viejos esquemas de pensamiento, debemos deshacernos del ego que siempre y en todo momento nos está involucrando en la lucha, las confabulaciones, competencia y el afán de logros.

  Nuestros pensamientos sirven de puente para que  entren las energías que  nos  hacen daño y aquellas que también alegran nuestro     espíritu;  las   mismas   nos   pueden   sanar  de  las dolencias y también nos  pueden enfermar, porque "somos lo que  pensamos,  sentimos    y  creemos" muchos  nos  pueden  hacer  sentir  felices o tristes, optimistas o    pesimistas,  competentes  o  ineptos. Algunos pueden ser agradables, afectuosos y optimistas; otros  estresantes, limitadores, los que nos llevan a estar insatisfechos y nos impiden vivir plenamente.  

     De acuerdo con la Dra. Rosa Giunchi, las bases físicas de la ciencia son muy sólidas y creíbles pero solemos dudar con la misma vehemencia del poder de la mente.

Los antiguos médicos de la India eran realmente sabios, y su principal creencia consistía en que el cuerpo se crea a partir de la conciencia. Esto es fácilmente demostrable en hechos concretos de cada día, como ante una situación de estrés (por ejemplo, voy a cruzar el parque y me encuentro con un perro de aspecto agresivo y por eso me asusto). Este susto es un hecho abstracto, pero mi cuerpo, obedeciendo órdenes de mi mente, produce sustancias químicas (cortisona, adrenalina, etc.) para elaborar una estrategia (huir o afrontar el peligro); estas sustancias son concretas y fácilmente demostrables en el laboratorio, y todo solamente por haber tenido conciencia del peligro.

    Esta conciencia no se limita sólo a la mente y a algunos órganos sino a cada una de las células de nuestro cuerpo; cada una de ellas "sabe" de la existencia del peligro y actúa adecuadamente a la circunstancia, ya que la sangre que recorre todo nuestro cuerpo lleva sustancias químicas ("mensajeros") que intercomunican a la totalidad de las células por los receptores que existen en sus membranas. Por lo tanto, en el caso concreto del susto ante algún peligro (como el mencionado antes) el corazón se acelera al igual que la respiración, la vista, el olfato y el oído se agudizan (para poder huir, si es necesario), los músculos se llenan de sangre, el sistema digestivo y reproductivo disminuyen su actividad, ya que no se les necesita en esa oportunidad, de la misma manera que disminuye su actividad el sistema inmune.
   El estrés lo experimentamos frecuentemente en el día, es un hecho fisiológico normal; superado el momento, nuestro cuerpo metaboliza los elementos creados y todo vuelve a la normalidad en un tiempo proporcional a la magnitud del evento.

     Pero ¿qué pasa cuando no podemos elaborar esa estrategia para evadirnos del peligro y permanecemos en ese estado de desequilibrio emocional que no podemos manejar? Nuestro sistema inmune va a seguir deprimido, nuestro corazón acelerado, etc. y cada una de las células de nuestro cuerpo va a vivir esa frecuencia desequilibrada, desordenada, inarmónica con capacidad potencial de desarrollar cualquier patología porque carece de defensa; no solamente hablo de miedos como en el caso antes citado, también nos desequilibran los rencores, odios, resentimientos, culpas y pensamientos negativos en general. Luego, si pensamos armoniosamente y vivimos en paz, vamos a crear un cuerpo sano, pleno y feliz.

En muchas ocasiones nos refugiamos en un mundo de inseguridad que no nos permite avanzar en el trabajo, en la vida personal y familiar. No es malo, pero tampoco es bueno.   
Mirémoslo de esta forma: muchos no se arriesgan porque otros fracasaron en lo mismo. Ten claro que eso no significa que tú lo harás. Recuerda que eres diferente y único. Claro, aprendemos de los errores que cometemos y los que cometen los demás. Pero piensa, no podemos pasarnos esta vida observando errores y fracasos, porque tarde o temprano nos convertiríamos en personas amargadas... Ríete de ti mismo... ríete de tus errores, mira la vida con otros ojos... mira esta vida como un mundo de oportunidades, un mundo donde los errores son piedras en nuestro sendero, piedras que no tienes que patear, al contrario, recógelas una tras otra y no te darás cuenta como construirás murallas y fortalezas en las que podrás resguardarte tú y tus seres amados. Los que se niegan a correr riesgos son tragados por la mala vida. 
ERES GRANDE... SERÁS GRANDE... ¡CREE EN TI!