sábado, 19 de abril de 2014

LA INFLUENCIA DE NUESTROS PENSAMIENTOS.




“Somos lo que pensamos,
todo lo que somos surge de nuestros pensamientos,
con nuestros pensamientos hacemos el mundo”
. Buda

"Todos los pensamientos positivos, sentimientos e intenciones no te van a llevar a grandes resultados a menos que agregues tomar la acción correcta en el orden correcto para lograr el resultado específico que deseas. Elije las estrategias y tácticas correctas y lograrás cualquier cosa que desees".  John Assaraf

   Las cosas en la vida hay que pensarlas, sentirlas y sopesar lo bueno y lo malo que está en nuestras vidas, y tener conocimiento de lo que nos hace infelices y no anclarnos en idea de "no puedo", "no soy capaz". <Para ser libres hay que sentirse libres...>

  Nuestras acciones están presididas por nuestra mente, que determina si nos atrevemos a afrontar los pensamientos y sueños,  para plasmar en la realidad, lo que hemos planeado, primero en el pensamiento.  La decisión está en nuestras manos, por medio del trabajo interior, todo está en la meditación. Al meditar desaparecen los límites y se abre una distinta perspectiva.

   Para transformar nuestros viejos esquemas de pensamiento, debemos deshacernos del ego que siempre y en todo momento nos está involucrando en la lucha, las confabulaciones, competencia y el afán de logros.

  Nuestros pensamientos sirven de puente para que  entren las energías que  nos  hacen daño y aquellas que también alegran nuestro     espíritu;  las   mismas   nos   pueden   sanar  de  las dolencias y también nos  pueden enfermar, porque "somos lo que  pensamos,  sentimos    y  creemos" muchos  nos  pueden  hacer  sentir  felices o tristes, optimistas o    pesimistas,  competentes  o  ineptos. Algunos pueden ser agradables, afectuosos y optimistas; otros  estresantes, limitadores, los que nos llevan a estar insatisfechos y nos impiden vivir plenamente.  

     De acuerdo con la Dra. Rosa Giunchi, las bases físicas de la ciencia son muy sólidas y creíbles pero solemos dudar con la misma vehemencia del poder de la mente.

Los antiguos médicos de la India eran realmente sabios, y su principal creencia consistía en que el cuerpo se crea a partir de la conciencia. Esto es fácilmente demostrable en hechos concretos de cada día, como ante una situación de estrés (por ejemplo, voy a cruzar el parque y me encuentro con un perro de aspecto agresivo y por eso me asusto). Este susto es un hecho abstracto, pero mi cuerpo, obedeciendo órdenes de mi mente, produce sustancias químicas (cortisona, adrenalina, etc.) para elaborar una estrategia (huir o afrontar el peligro); estas sustancias son concretas y fácilmente demostrables en el laboratorio, y todo solamente por haber tenido conciencia del peligro.

    Esta conciencia no se limita sólo a la mente y a algunos órganos sino a cada una de las células de nuestro cuerpo; cada una de ellas "sabe" de la existencia del peligro y actúa adecuadamente a la circunstancia, ya que la sangre que recorre todo nuestro cuerpo lleva sustancias químicas ("mensajeros") que intercomunican a la totalidad de las células por los receptores que existen en sus membranas. Por lo tanto, en el caso concreto del susto ante algún peligro (como el mencionado antes) el corazón se acelera al igual que la respiración, la vista, el olfato y el oído se agudizan (para poder huir, si es necesario), los músculos se llenan de sangre, el sistema digestivo y reproductivo disminuyen su actividad, ya que no se les necesita en esa oportunidad, de la misma manera que disminuye su actividad el sistema inmune.
   El estrés lo experimentamos frecuentemente en el día, es un hecho fisiológico normal; superado el momento, nuestro cuerpo metaboliza los elementos creados y todo vuelve a la normalidad en un tiempo proporcional a la magnitud del evento.

     Pero ¿qué pasa cuando no podemos elaborar esa estrategia para evadirnos del peligro y permanecemos en ese estado de desequilibrio emocional que no podemos manejar? Nuestro sistema inmune va a seguir deprimido, nuestro corazón acelerado, etc. y cada una de las células de nuestro cuerpo va a vivir esa frecuencia desequilibrada, desordenada, inarmónica con capacidad potencial de desarrollar cualquier patología porque carece de defensa; no solamente hablo de miedos como en el caso antes citado, también nos desequilibran los rencores, odios, resentimientos, culpas y pensamientos negativos en general. Luego, si pensamos armoniosamente y vivimos en paz, vamos a crear un cuerpo sano, pleno y feliz.

En muchas ocasiones nos refugiamos en un mundo de inseguridad que no nos permite avanzar en el trabajo, en la vida personal y familiar. No es malo, pero tampoco es bueno.   
Mirémoslo de esta forma: muchos no se arriesgan porque otros fracasaron en lo mismo. Ten claro que eso no significa que tú lo harás. Recuerda que eres diferente y único. Claro, aprendemos de los errores que cometemos y los que cometen los demás. Pero piensa, no podemos pasarnos esta vida observando errores y fracasos, porque tarde o temprano nos convertiríamos en personas amargadas... Ríete de ti mismo... ríete de tus errores, mira la vida con otros ojos... mira esta vida como un mundo de oportunidades, un mundo donde los errores son piedras en nuestro sendero, piedras que no tienes que patear, al contrario, recógelas una tras otra y no te darás cuenta como construirás murallas y fortalezas en las que podrás resguardarte tú y tus seres amados. Los que se niegan a correr riesgos son tragados por la mala vida. 
ERES GRANDE... SERÁS GRANDE... ¡CREE EN TI!

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