Este modelo, también ha sido aplicado por muchas personas para superar el duelo, ya sea por perdida de un ser querido, por muerte o separación física o emocional, como también sobreponerse cuando hemos sido víctimas de cualquier evento en que nos hemos sentido agredidos.
Las Etapas son:
1) Negación:
La negación nos permite anestesiar el sufrimiento ante una noticia inesperada y sorprendente. Y por lo general, considerar que es falso el suceso, situación o noticia.
"Me siento bien."; "Esto no me puede estar pasando, no a mí."
Es una protección emocional provisional, que pronto será reemplazada por una aceptación parcial: “NO PODEMOS MIRAR AL SOL TODO EL TIEMPO”.
2) Rabia:
La negación es suplida por la rabia, la envidia y el resentimiento; emergen todos los por qué. Es una etapa fuerte de afrontar para la persona y todos los que la rodean; esto se debe a que la ira se mueve en todas direcciones, aún injustamente. Se suele quejarse por todo; hay mucha inconformidad y reproches. Luego se puede manifestar con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza.
La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente.
"¿Por qué a mí? ¡No es justo!"
3) Negociación o Pacto:
Ante la impedimento de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la persona que causó el sufrimiento, con los demás y muchas veces con Dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia. De esta manera tratamos de castigar al “victimario”, o nos rendimos ante él, exteriorizando nuestra culpa.
Dios, te pido que él (ella), sufra lo mismo que me ha hecho sufrir."; o
"Haré cualquier cosa por regresar el tiempo.";
“Que hice? Tal vez no correspondí como debía”; “y si cambió?”
4) Depresión:
Esta fase, hace que la persona se desmejore, por lo general adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado temporal e iniciador para la aceptación de la realidad, en el que es erróneo intentar animar al afectado. Esto representaría, que no debería pensar en su duelo y sería ilógico decirle que no esté triste.
Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo.
"Estoy tan triste; ¿Qué sentido tiene?"; ¿Para qué seguir?"
5) Aceptación:
Después de pasar por todas por las etapas anteriores, en las que pudo expresar sus sentimientos de resentimiento, la ira, tristeza por la pérdida y la depresión, descubrirá con más tranquilidad.
Pretender que la aceptación es una etapa radiante y llena de felicidad, es donde comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar, sobre el dolor que nos ha aquejado…
Es la etapa, en la que nos damos cuenta, que tenemos otras razones para vivir, y la razón se va imponiendo a los sentimientos. Es aceptar, que no podemos cambiar lo que sucedió, pero si nuestra manera de afrontarlo.
"Todo va a estar bien."; "No obtengo nada con seguir luchando contra lo que no puedo corregir, debería disponerme para esto."
Debemos saber que vivir todas estas etapas es sano, y pasar de una a otra, varias veces también; lo que no es saludable es estancarnos y empeñarnos en no superarlas.
Basado en el Modelo Kübler Ross
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