Si tienes el hábito de amontonar objetos inútiles en este momento, creyendo que un día (no sabe cuándo) podrán hacer falta.
Tienes el hábito de juntar dinero sólo para no gastarlo, pues piensas que en el futuro podrá hacer falta.
Si tienes el hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensilios domésticos y otras cosas del hogar que ya no usas hace bastante tiempo.
Entonces tienes el hábito de guardar resentimientos, tristezas y miedos.
Esto es reflejo de ANTI PROSPERIDAD. Es preciso crear un espacio, un vacío, para que las cosas nuevas lleguen a tu vida.
Es preciso eliminar lo que es inútil en ti y en tu vida, para que la prosperidad venga.
Es la fuerza de ese vacío que absorberá y atraerá todo lo que deseas. Mientras estés material o emocionalmente cargando cosas viejas e inútiles, no habrá espacio abierto para nuevas oportunidades.
Los bienes precisan circular. Limpia las gavetas, armarios, closets, garaje, etc. Despréndete de lo que ya no usas más.
La actitud de guardar un montón de cosas inútiles amarra tu vida. No son los objetos guardados que estancan tu vida, sino el significado de la actitud de guardar.
Cuando se guarda, se considera la posibilidad de falta, de carencia. Es creer que mañana podrá faltar, y que no tendrás medios de proveer las necesidades.
Con esa actitud, estás enviando dos mensajes para tu cerebro subconsciente y a la misma vez para tu vida.
Primero: no confías en el mañana.
Segundo: crees que lo nuevo y lo mejor no te lo mereces, ya que te alegras con guardar cosas viejas e inútiles.
Deshazte de lo que perdió el color y el brillo y deje entrar lo nuevo tanto en tu casa, como dentro de ti!
“LIMPIEMOS EL SUBCONSCIENTE Y ACEPTEMOS LA LLEGADA
DE SITUACIONES NUEVAS A NUESTRA VIDA”.
Tomado de: Joseph Newton – Principio de vacío.
Recuerda:
Es importante estar “abiertos” a nuevas cosas y experiencias, sobre todo, ser capaces de no aferrarnos obsesivamente, tanto a lo material, cómo los apegos emocionales a las personas, ya que es posible, que esto indique una enorme falta de seguridad en nosotros mismos y de que no somos capaces de conquistar todo lo que nos propongamos.
La responsabilidad de hacernos felices, nos pertenece a nosotros mismos.
Si no nos sentimos privilegiados en el mundo que creamos, nada que venga de éste nos podrá beneficiar.
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