La humildad es una de las mayores virtudes del
ser humano, y para nada está peleada con la riqueza material, siendo una creencia
que humildad = pobreza, y nada más
equivocado que tal aseveración, puesto
que la humildad es una cualidad, una forma
de vida, una manera de conducirse, saber que somos, que tenemos y que nos falta,
sin sentirnos superiores a las personas que nos rodean con nuestros logros,
capacidades, éxitos materiales que se hayan conseguido y la pobreza que es más bien una circunstancia financiera.
La humildad
va relacionada con la sinceridad, sencillez, humanidad e interés por el
bienestar ajeno antes que el propio, esto no quiere decir que una persona
humilde pertenezca a una clase o grupo social específico, existen personas
pobres sin humildad, porque están llenos de orgullo, llenas de rencor, desánimo y desaliento, al igual que hay
personas cuyo dinero los hace orgullosos, jactanciosos, faltos de afecto hacia
sus semejantes.
Por otro lado, el ego estimulado en nuestra
sociedad, considera que nuestra identidad
depende de lo que los demás piensen de ti, por eso es
tan importante no dejar que domine tu vida, porque se considera
débil, cobarde a una persona humilde. Todas
las necesidades de aceptación exterior no son más que ilusiones, fantasías que
tu ego te ha creado.
Las personas
humildes alcanzan un gran crecimiento espiritual, que permite que nuestras
obras se hagan desde nuestro Ser
interior, porque se mantiene una constante vigilancia sobre el ego, para no afectar
con nuestras acciones y palabras a las personas con las que interactuamos, ya
que nos hace considerados con nuestros semejantes, por eso cuando hacemos “el
bien” debemos observar si lo hacemos desde nuestro Ser y amor al prójimo o
desde nuestro ego.
La frase de Lorimer, George Horace:
"Es bonito tener dinero y cosas que puede comprar el dinero, pero también
es bonito tener las cosas que el dinero no puede comprar." Si tienes dinero y eres buena persona, podrás
ser más generoso. También se puede ser pobre y egoísta y creer que nada se
tiene para compartir.
Se
puede ser pobre y humilde, también pobre y sencillo o rico y sencillo. Son valoraciones
que perfectamente pueden mezclarse en una persona.
El humilde no es aquél que permite que la
injusticia y que sus derechos sean violentados y se queda callado. Es aquel que
reclama lo justo con educación y criterio. Sabe que no es ni inferior ni
superior a los demás.
“La falsa humildad
es simplemente el ego reprimido, aparentando ser humilde pero deseando ser el
mejor. La verdadera humildad no tiene nada que ver con el ego; es la ausencia
del ego. No pretende ser superior a nadie. Es la pura y simple comprensión de
que no hay nadie que sea superior, ni nadie que sea inferior; las personas son
simplemente ellas mismas, incomparablemente únicas. No puedes compararlas como
superior o inferior. De ahí que el auténtico hombre humilde sea muy difícil de
comprender, porque no será humilde de la manera que tú lo entiendes. Has
conocido montones de personas humildes, pero todos eran egoístas y tú no eres
lo suficientemente perspicaz para ver que eso es su ego reprimido”. Osho
Podemos desarrollar la humildad:
- Aceptando las capacidades de los demás y no ser arrogantes con las nuestras
- Solicitar apoyo cuando la necesitemos.
- Escuchando más a los demás y dejando de hablar tanto de nosotros mismos.
- Eliminando la soberbia.
- Tratar a los demás con respeto y consideración.